17 septiembre 2009

El nuevo Producto de La URSS: sí hay futuro

Hace poco nos pajeábamos a cuenta de la buena salud de la escena madrileña de punk, pero lo cierto es que lo que pasa en Madrid es el reflejo amplificado de lo que ocurre en el resto del país.

De la misma forma que en los ochenta Andalucía nos dio a los imprescindibles TNT y KGB, ahora nos da a los jovencísimos La URSS. Y tras dos singles (agotados ya) donde daban buena cuenta de su potencial, a principios de año nos entregaron Producto, uno de esos discos de punk que harán las delicias de los nostálgicos ochenteros.

Estamos hablando de una conexión Dead Kennedys-Crass. De los primeros recogen el espíritu gamberro y la lengua viperina y pluma afilada de Jello Biafra. Escupen contra el orden establecido, sea este «oficial» o «revolucionario», con una actitud de crítica ante todo (que no anti todo) pero sin el punto nihilista de Eskorbuto. Musicalmente, además, encajan en esa hornada de grupos españoles de los ochenta para los que Dead Kennedys fueron una influencia tan obvia como fundamental: los primeros Siniestro Total, Larsen y Espasmódicos, con el punto macarra y rocanrolero que tenían estos últimos y que también les acerca a Escorbuto Crónico, Interterror o a los Cicatriz de 4 años, 2 meses y 1 día.

La muchachada de La URSS. Foto sacada de suSpace.

Como en los discos antiguos nos encontramos que Producto trae un curradísimo libreto de 16 páginas con las letras de las canciones. Y aquí es cuando la conexión con Crass se hace más evidente. Los fotomontajes y los collages traen a la memoria los trabajos de Gee Vaucher para la portada de The Feeding of the 5000 o los International Anthem. O al excelente trabajo de los Titanes Planetarios J. Siemens y Kike Kruel con la obra gráfica de Espasmódicos. Aquí hay irreverencia, provocación y sentido del humor, pero con el objetivo claro de escapar del pensamiento único y huir así de la esterilidad mental que nos domina como sociedad.

Producto está editado por Bowery Records (puedes encontrarlo en C/ Luna 18, Madrid), son sólo 550 copias (más una edición especial de 50 copias serigrafiadas en rojo o azul), así que ¡date prisa y hazte con tu copia, que son sólo 10 napos!
Joven Frodo

16 septiembre 2009

Townes, lo nuevo de Steve Earle en la Joy Eslava este viernes 18

Townes Van Zandt is the best songwriter in the whole world and I'll stand on Bob Dylan's coffee table in my cowboy boots and say that.
- Steve Earle (1995)
Nuevo disco de Steve Earle, nueva gira del norteamericano.

En esta ocasión, Steve Earle nos presenta en Townes una colección de 15 versiones escogidas del cancionero de Townes Van Zandt. Steve conoció a Townes cuando el primero empezaba en esto de la música. Van Zandt actuó de mentor del joven Earle, incluso han llegado a tocar juntos y editar el fantástico Together at the Blue Bird Café (junto a Guy Clark, también compañero de correrías de Steve Earle durante los setenta). De todos es sabido que Townes Van Zandt es uno de los ídolos de Steve Earle, quien le considera «el mejor compositor de canciones» del mundo y cuyo primogénito Justin Townes Earle, se llama así en honor de Van Zandt.

¿Qué encontramos aquí? Muchos quilates. La verdad, desconozco la obra de Van Zandt (lo único que he escuchado son las canciones presentes en el mencionado Together at the Blue Bird Café), por lo que no puedo comparar las versiones con las originales. Sí puedo decir que estamos ante un nuevo discazo de Steve Earle. Aquí hay de todo y todo bien tocado. Folk intimista, bluegrass, country, rock, nuevos experimentos con cajas de ritmo (igual que en el notable Washington Square Serenade), blues… Earle nos quería demostrar quién es el mejor compositor del mundo, pero de lo que nos vuelve a convencer es de su innegable talento para la roots music estadounidense.

Un Earle fondón y un Van Zandt talludito posan juntos.
Foto © de Jim Herrington.

Mucho se ha hablado sobre la supuesta crisis creativa por la que está pasando el cantautor estadounidense, habladurías que el propio Earle ha alimentado el entregar un disco de versiones. Y es que editar un disco con material ajeno cuando acabas de entregar dos discos flojos (según la crítica) es añadir más leña al fuego. Estoy de acuerdo (y así lo expresé en su momento) en que The Revolution Starts Now y Washington Square Serenade (sus dos últimos trabajos de estudio) palidecen frente a lo más celebrado de su discografía (Copperhead Road, I Feel Allright, El Corazón o Jerusalem, por citar algunos). Ahora bien, decir que Earle pasa por mal momento creativo me parece que es querer enterrar al muerto antes de tiempo. Sí, Steve Earle no ha entregado últimamente lo mejor de su carrera, pero es de justicia decir que sus discos «menores» no bajan del notable y valen por discografías enteras. Nos queda Earle para rato.

Townes es pues, más que una nueva muestra de la supuesta falta de creatividad de Earle, un homenaje que ya estaba tardando.

Steve Earle estará en Madrid para presentarnos las canciones de Townes este viernes 18 de septiembre en la Joy Eslava, parece que en formato acústico.

La verdad es que me es imposible no recomendar un concierto de Steve Earle. Yo lo he visto dos veces y ambas salí de la sala con el boquino colgando. La primera vez fue en la sala Aqualung, durante la gira de The Revolution Starts Now, acompañado por The Dukes. Lo que vi fue un tremendo espectáculo de country y rock, en el que cupieron versiones de los Rolling («Sweet Virginia») y los Beatles («Revolution»). La banda estuvo pletórica (con un fantástico Eric "Roscoe" Ambel como guitarrista) y Earle se mostró como un animal rabioso y enfurecido, con las fauces cerradas alrededor del cuello de su presa (léase Mr. George W. Bush), a la que no quería soltar. Una pasada, vamos. Y sobre el conciertazo de la gira de Washington Square Serenade ya hablé en su momento.

Será la segunda de tres fechas. El jueves 17 estará en Bilbo (Kafe Antzokia) y el sábado 19 en Barna (Sala Bikini).

Joven Frodo

14 septiembre 2009

Leonard Cohen nos deslumbra en Madrid

Sábado 12 de septiembre de 2009 a las 21.45h, entramos a la platea de un Palacio de los Deportes reconvertido en teatro por unas horas, y nos sentamos en las sillas que nos corresponden según la entrada, centradas y a mitad de pista. Todo parece perfecto pero me invade una gran inquietud, y es que mis expectativas son grandes, no sé si quizás demasiado. Espero que me deje con la boca abierta, y he leído críticas de otros conciertos de ésta gira en las que aseguran que lo ha dado todo en cada uno de ellos. Aún así, tengo mis dudas: ¿estará mayor?, ¿conservará esa voz, a veces susurrante a veces de ultratumba, que siempre me ha emocionado?, ¿estará ya agotado, después de más de un mes de gira? Todo son preguntas que no tardaré en responder.

A eso de las 22.00h, irrumpe en escena al trote (el resto de músicos ya están en sus respectivas posiciones), cual duendecillo del bosque pero con traje y sombrero, elegante como él sólo, mientras el público se levanta y aplaude al maestro. Yo espero en mi sitio, sentada pero nerviosa, hasta que arrancan los acordes de Dance Me To The End Of Love, como era de esperar, pues ha abierto todos los conciertos de la gira.

Termina la canción, y entre los aplausos, logro escucharle cuando confiesa: "No sé cuándo sucederá esto de nuevo, así que vamos a daros todo lo que tenemos" Y vaya que si lo dan. Desde el principio al final se suceden, uno tras otro, todos los grandes temas del poeta canadiense, interpretados majestuosamente por los integrantes de la banda y por él mismo. A Dance Me To The End Of Love siguen The Future, There Ain't No Cure For Love, o Everybody Knows entre otras, hasta que, con Waiting for the miracle, y la presentación de los músicos que le acompañan, da por finalizada la primera parte.

Después de un corto descanso, de unos 15 minutos, vuelve al escenario, a los teclados y acompañado por las tres coristas y Neil Larsen al órgano, para interpretar una sublime Tower of Song, a la que suceden, sin darnos tregua ni para respirar: Suzanne, Sisters of Mercy, un emotivo The Partisan con ovación incluida y todo el auditorio en pie, un Hallelujah coreado por todos los presentes, o un I’m Your Man, que nos dejó sin aliento, para cerrar el repertorio dedicándole a Lorca ese vals vienés tan especial: Take this Waltz.

Pero aquí no termina el espectáculo, y la gente se levanta de sus asientos y se acerca a consolarle cuando comienza a interpretar, emocionado, So Long, Marianne con la que da comienzo a la parte final, y que fue seguida de First we take Manhattan, y Famous blue raincoat, con la que abandona el escenario tras su: “Sinceramente, L. Cohen

Por si nos hubiera sabido a poco, y tras una sentida ovación de varios minutos, vuelve a salir de nuevo para interpretar If it be your will, Closing time y I tried to leave you, antes de terminar con Whither Thou Goest, que cantó junto a la banda y parte del equipo técnico a los que no paró de elogiar ni un momento y durante la que añadió: "Quiero daros las gracias por mantener vivas mis canciones todos estos años".

Cabe decir, que en todo momento expresa un profundo respeto hacia los músicos que le acompañan, en ocasiones arrodillado y en otras de pie, y quitándose literalmente el sombrero cada vez que el foco ilumina a cada uno de ellos durante sus interpretaciones en solitario. Todos son músicos excepcionales, y tienen sus minutos de gloria, pero merecen especial mención: Javier Mas (a la guitarra de doce cuerdas, la bandurria y el laúd), que al comienzo de Who By Fire, en la primera parte, nos deleita con un precioso solo de unos cuantos minutos de duración, con un único foco por iluminación, y que proyecta su sombra engrandecida sobre la cortina que decora el fondo del escenario; Sharon Robinson, colaboradora y gran compositora que ha acompañado a Cohen en numerosas ocasiones, y que interpreta maravillosamente Boogie Street, aparte de realizar los coros que acompañan todo el repertorio junto a las hermanas Webb; Hattie y Charley Webb, que cantan If it be your will, acompañadas de su arpa celta y su guitarra respectivamente, y precedidas de los mismos versos recitados por el propio Leonard Cohen; o el saxo y la harmónica de Dino Soldo que dan comienzo a There ain't no cure for love y So Long, Marianne.

En resumen, impresionante. Y es que, no solo no decepciona si no que es mucho más emotivo y sentido de lo que podía imaginar, haciéndome llegar incluso al borde de las lágrimas en algunas ocasiones. Y en respuesta a las preguntas que me planteaba en un principio: Si, está mayor, pero rejuvenece a cada instante, cantando sus poemas uno tras otro. Si, conserva esa voz grave y susurrante que le hace diferente a todos, incluso más rota que antes pero indiscutiblemente suya. Y no, no daba muestras de cansancio alguno, aguantando estoicamente en el escenario incluso en los momentos en que dejaba solos a sus acompañantes.

Por cierto, los que no habéis tenido la oportunidad de verle, deciros que todavía estáis a tiempo, pues toca mañana en Zaragoza, el 17 en Bilbao y el 21 en Barcelona, dónde celebrará sus 75 primaveras. Realmente merece la pena.

Lan

06 septiembre 2009

El Dioni - 20 años después

A casi nadie le dice nada el nombre de Dionisio Rodríguez Martín. Pero todos sabemos quién es El Dioni. Y cuando oímos su nombre a muchos nos viene a la cabeza un superhéroe de la clase media que un buen día tuvo dos cojones como los de Espartero y se atrevió a hacer aquello que muchos pensamos en hacer cada lunes cuando suena el despertador y para lo que nunca hemos tenido el cuajo suficiente.


El pasado mes de julio se cumplieron 20 años de "la gesta" de El Dioni. Según cuenta su biografía, de niño quería ser policía. Y de mayorcito el director de personal de la empresa de seguridad en la que trabajaba, Candi S.A., le rebajó a conductor de furgón sin más explicaciones, después de haber ocupado puestos importantes como empleado de seguridad. Un buen día, a finales de julio de 1989 fingiendo una ciática aprovechó que sus dos compañeros bajaron a recoger la pasta de una pastelería en Madrid y se piró con el furgón cargado de billetes.

Se llevó 300 millones de pesetas (1.800.000 €), la mayor parte eran propiedad del Banco Central Hispano, que en su día estaba en mano de Alfonso Escámez, en plena fusión fallida con el conocido Banesto de Mario Conde y a punto de entrar en una extraña operación bancaria con los Albertos.

Portada del disco "Todo sobre mi furgón" (2000). Parafraseando el título de la peli de Almodóvar.

El Dioni se piró a Brasil con la pasta. Cambio de look con el peluquín y a vivir por todo lo alto durante dos meses. Lo pillaron en septiembre de ese año. Al final estuvo 5 años en la trena.
Y después a vivir de las rentas. Y de los 125 millones de pesetas que nunca aparecieron!.

Al salir de la cárcel abrió algunos bares "La cueva del Dioni", en El Molar, "El Caco Dioni" en Baras y "El Rincón del Dioni" en Retiro, su barrio de toda la vida. Pasó a ser uno de los grandes de las leyendas urbanas. Admirado por muchos y odiado por algunos. Nunca se supo si los 125 kilos que faltaban realmente se los pulió en Brasil entre putas, limusinas, peluquines y cocaína. Lo que está claro es que el morbo que despertó su caso le dio lo suficiente para vivir de plató en plató, con sus pequeños negocietes y echándole mucho morro a la vida.

Billete promocional del bar "El Rincón del Dioni",
en el barrio de Retiro.


El dinero da la felicidad, incluso la más sutil. De ser un don nadie que viaja en metro, pasé a tener una avioneta y una limusina, vivir en los mejores hoteles, estar con mujeres de todos los colores

El Dioni

Es innegable la fascinación que produce este personaje, y también su fuerza mediática. Después del robo fue conocido por su famoso peluquín, que últimamente no usa tanto, y su ojo a la virulé, que se operó en 2004. Recientemente fue colaborador permanente del programa de Santiago Segura en La Sexta y recreó su aventura brasileña con Javier Sardá en Duti Frí. También estuvo hace poco con El Follonero en Salvados y recientemente se ha confirmado el rodaje de una miniserie sobre su personaje, en la que el mismo Dioni colabora. Se estrenará en televisión a primeros de 2010.


El Dioni a día de hoy

La aventura del Dioni quedó además retratada en la conocida canción de Joaquín Sabina "Con un par".



Además el Dioni ha celebrado este 2oº aniversario del robo con una canción en plan vacilón junto a su banda Copa Turbo. El título "Candi 19:30". En alusión al nombre de la empresa en la que curraba y la hora a la que cometió la hazaña.

Vídeo El Dioni y Copa Turbo - "Candi 19:30":



Enlaces:

El Dioni en Wikipedia
Hemeroteca La Vanguardia - Noticia original de la detención
El Dioni cuenta como fue el robo - El Mundo
Makea

02 septiembre 2009

¡Esos cuernos, hillbillies! - Hayseed Dixie en la Sala Caracol


Los rednecks Hayseed Dixie fueron uno de los descubrimientos de la edición del 2008 del Azkena Rock Festival. Unos absolutos desconocidos que se quedaron con toda la peña que fue a verles. Creo que fue en la crónica del Ruta 66 donde dijeron que lo único que faltó en el concierto fue una conga. Palabras que, aplicadas al concierto de la sala Caracol, firmo yo mismo: Hayseed Dixie pusieron al público patas arriba con sus versiones en clave bluegrass de clásicos (y no tan clásicos) del rock.

La locomotora bluegrass en marcha y sin frenos.
Foto de Alk, Mordor Sonoro Webzine.

La mini gira que Hayseed Dixie hicieron durante mayo (tres días en Barcelona, Madrid y Bilbao) estaba enmarcada en los actos de presentación de la edición de 2009 del Azkena (dentro de poco habrá crónica; hemos estado un poco perros últimamente). La gente de Last Tour International ha sido lista; vista su buena actuación y recibimiento en la edición del pasado año, ni siquiera el alto precio de las entradas (ya podrían hacer rebajas para los que hubiesen comprado el abono, por cierto) evitó que la sala Caracol estuviese prácticamente llena.

La conexión con el público fue instantánea; arrancaron como una locomotora con «Breaking the law», empezando así su recital de versiones de Black Sabbath, AC/DC, Sex Pistols o los Judas Priests, alternadas con canciones de cosecha propia de su séptimo trabajo No covers.

Muchos aplausos. Los chicos triunfaron como la Coca-Cola.
Foto de Alk, Mordor Sonoro Webzine.

La verdad es que aunque siendo la segunda vez que les veíamos y disipado el efecto sorpresa, la actuación nos gustó tanto o más que en el Azkena de 2008. Se podría pensar que el que un grupo base su cancionero en versiones podría hacer que a la segunda o tercera vez te acabases cansando de la broma. Pero no, porque estos chicos dan mucho más que eso. Sí, es cierto que las canciones que la peña cantaba eran «Highway to Hell», «Masters of war», «Poison» o «Black dog», pero no es menos cierto que sus composiciones propias tenían la misma calidad que estas versiones. Sí, tiran de grandes éxitos y estos son el motor de sus conciertos, pero sus canciones están ahí y van ganando terreno en su repertorio.

Aquí, creo, ya es cosa de que el público crezca en la misma dirección del grupo, acepte sus cambios y deje de suspirar por las versiones, centrándose en todo lo bueno que tienen que ofrecernos. Porque estamos hablando de músicos con una gran pericia instrumental, que en el caso del bluegrass, es el quid de la cuestión. Asistir a un show de estos cuatro papanatas es asistir a lecciones magistrales de bajo acústico, mandolina, banjo, guitarra y violín, que son sus únicas armas. Y aún así, sus conciertos están llenos de pasión y fuerza cuando la cosa lo requiere, y saben jugar con el público, seguirle la bola y darle marcha cuando la pide.

Más cuernos que en uno de Supersuckers.
Foto de Alk, Mordor Sonoro Webzine.

Quiero más. ¿Qué tal una tercera vez?

Texto: Joven Frodo
Fotos: Alk

01 septiembre 2009

Serpientes + El Meister en el Wurlitzer Ballroom


El Wurlitzer Ballroom se ha convertido ya en un bar imprescindible en el circuito de salas de concierto madrileñas. Empezaron tímidamente, pero hoy en día ya es habitual el acudir un fin de semana y encontrarse con buenos conciertos en el cartel. Hemos disfrutado de lo lindo con, entre otros, Moho, Sorkun, The Coyote Men o Alan Tyler. Y el pasado jueves 16 de julio, nos tocó disfrutar con Serpientes, una banda madrileña de rock que está empezando labrarse un nombre, acompañados por El Meister.

El Meister es el proyecto en solitario de Javi Arizona, cantante y guitarrista de Arizona Baby, que, si no te suenan a estas alturas no será porque no hemos dado el coñazo. Teníamos curiosidad por verle; más allá de nuestro apego por Arizona Baby lo cierto es que la música del Meister atrapa, basta darle una escucha a su myspace para ver que ahí hay buen material. Sus canciones están vestidas con unas atmósferas que le convierten en una especie de Daniel Johnston o Jonathan Ritchman patrio. Pero en directo esa experimentación se transformó en simple y puro rock and roll. Armado con guitarra y botas (los taconazos hacían de percusión) fue desgranando un repertorio lleno de buenas canciones, muy bien cantadas (que bien modula la voz este chico) e interpretadas con convicción.

El Meister, solo ante el peligro.
Foto de Alk, Mordor Sonoro Webzine.

Y así los allí presentes (un público compuesto principalmente por conocidos) nos encontramos con un concierto que fue in crescendo en el que El Meister nos regaló unas canciones que iban directas a los pies y las caderas. Entre las versiones, «Jeepster» (T. Rex) y «Lucille» (Little Richard). Esta última para terminar el pase. Casi ná.

El Meister marcándose «Jeepster», de T. Rex.
Más vídeos en el Mordor Sonoro Youtube Txannel.


Reconozco que no sabíamos nada acerca de Serpientes. La primera vez que ví un cartel de un concierto suyo pensé que se trataba de la banda de Dan Sartain, pero no, Serpientes son de Madrid y es otro de esos grupos que darán que hablar. De hecho, ya se está hablando de ellos; algunos periodistas y publicaciones musicales de este país les están dando cancha a cuenta de su primer EP, que ha recibido críticas bastante buenas.

Su Farfisa y sus camisas floridas, mocasines y chalecos hacían pensar en un combo garagero. Y aunque algo de garage hay en sus canciones, en realidad se mueven en las mismas coordenadas que grupos como The Browns, The Grave Yacht Club o Jonny Kaplan, quien, por cierto, participa en su EP de debut. Hablamos pues de sonidos cercanos al rock americano con las habituales pinceladas de country, folk o blues y que te pueden recordar tanto a Neil Young como a Calexico.

Las Serpientes soltando su veneno.
Foto de Alk, Mordor Sonoro Webzine.

Pero no se trata de un grupo que calca los sonidos de sus influencias; sus canciones, muchas de ellas redondas en cuanto a composición, tienen un toque personal (ese deje garagero del que hablaba antes), con unos interesantes cambios de ritmo e instrumentales excelentes (sólo la interpretación de «El bigote» ya mereció el precio del entrada). Hay que reconocer que cometieron alguna cagada (perdonable, el organista se acaba de incorporar a la formación), pero sus canciones son, como he dicho, redondas y su pasión, su actitud y su entrega en las tablas salvan con creces estas pequeñeces. Una banda a seguir de cerca.

Texto: Joven Frodo
Fotos y vídeo: Alk