Mikel Laboa circa 2006.
Foto © de Javier Hernández (de aquí)
Foto © de Javier Hernández (de aquí)
Nos deja un referente, un mito, un baluarte de la música en euskera. Laboa era (es) el mejor músico vasco de todos los tiempos. Y, con perdón, de los mejores de España. Pero fuera de las fronteras de su querida tierra, Laboa fue (es) prácticamente un desconocido.
Como dicen todos los artículos que he leído estos días (calcados de una nota de prensa y de la wikipedia; qué fácil es ser periodista hoy en día), Laboa fue el gran renovador de la música vasca y de las tradiciones orales de su pueblo. Se le tiende a comparar con cantautores vascos como Benito Lertxundi o con sus coetáneos de la Nova Cançó catalana como Serrat o Raimon. Pero sólo hay que escuchar Bat-Hiru (1974), Lau-Bost (1980), 14 (1994) o Xoriek-17 (2005) para darse cuenta de que Laboa iba bastante más allá que los cantautores con los que típicamente se le relaciona. Aquí prefiero mencionar a Tom Waits o John Cale, músicos que, como Laboa, han elegido la vía de la experimentación y la transgresión a lo largo de su carrera. Y es que, aunque él mismo no lo viese así, lo cierto es que siempre ha hecho lo que le ha venido en gana (afirmaba componer para sí mismo y que desconocía cómo hacer una canción para agradar al público). Ha sido un músico ajeno a modas y escenas.
Cuatro clásicos de la música popular:
Bat-Hiru, Lau-Bost, 14 y Xoriek.
La mejor forma de introducirse en el mundo de Laboa.
Bat-Hiru, Lau-Bost, 14 y Xoriek.
La mejor forma de introducirse en el mundo de Laboa.
Y aún así, siempre apartado de la habitual farándula que rodea al espectáculo, Laboa es toda una leyenda en Euskadi e, incomprensiblemente, un total desconocido fuera de ella. Para los vascos es poco menos que su patriarca musical. La mejor muestra es Txeroki. Mikel Laboaren kantak (1990): artistas tan lejanos a él como Su Ta Gar, Negu Gorriak (quienes tomaron su nombre de una canción suya), BAP!!, Delirium Tremens o M-ak, le hicieron un disco homenaje. Un tributo rock que, lejos de sonar ofensivo, sonaba a máximo respeto. La cosa no chirrió, el propio Laboa ya había colaborado con grupos como Kortatu (en Kolpez Kolpe) o Lisabö (le acompañaron en «Orduan», de Xoriek) a la vez que se declaraba seguidor de artistas como Dut, Rory Gallagher, John Cage, Camarón o AC/DC.
Una curiosa anécdota sobre su falta de proyección fuera de las fronteras del País Vasco (de cuya veracidad dudo, pero ahí va) es cuando tocó con Bob Dylan hace un par de años en Donosti. Parece ser que el vasco propuso a la organización tocar algo con Bob, a lo que éste, según dicen, se negó. Obviamente, Dylan ignoraba la importancia de Laboa. De haber sabido de su lugar dentro de la música seguramente hubiese obrado de otra manera. Porque, ¿habría hecho lo mismo de tratarse de Johnny Cash? Lo dudo (y la comparación no es gratuita).
Lurpian sartu nuen
Zelaian xokuan.
Eguna argitzen denian
xolu hartan, xolu hartan
xoxuen kantua.
Enterré mi mirlo
en un campo;
cuando levanta el día
oigo el canto del mirlo
en aquel campo.
No se ha ido del todo. Nos quedan sus canciones, que no es poco.
Agur, Mikel.
En la memoria colectiva quedará «Txoria txori», una de las canciones más bonitas que se hayan compuesto jamás. Aquí interpretada por Laboa con Joxan Goikoetxea, Alasdair Fraser y Skyedance:
Joven Frodo
1 comentario:
La verdad es que es una de esas bajas que te llega. En su caso, sus melodías, forman parte de mi memoria,y claro a uno le toca la fibrilla.
La vida sigue y su música se queda.
Salud!!!
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