Las movilizaciones que se han producido estos días en Madrid son la expresión física de un grito sordo que llevaba años recorriendo las calles de cada ciudad europea. Nos enseñaron a creer en la Democracia. Nos dijeron que la base de la misma era la separación de poderes y la soberanía popular, sin embargo, hemos crecido viendo como la relación entre la banca, los partidos políticos, los jueces y los medios de comunicación convertían el sueño de la libertad en una pantomima. Y ya no queremos consentirlo. Esto no es una crisis, es una estafa.
Somos el primer movimiento social del nuevo siglo. No creemos en una estructura piramidal por lo que nos hemos organizado como una red horizontal. No tenemos cabeza, y por ello no podremos ser descabezados.
Pretendemos la internacionalización del movimiento. La crisis de la democracia occidental es una evidencia. La crisis económica es una dinámica global, por lo que global ha de ser nuestra respuesta. Cada uno de nosotros, independientemente de nuestra edad o ideología, debemos enfrentarnos a la banalización de la política, a una fórmula democrática erosionada y mercantil. Desde el civismo y la paz, queremos recuperar el prestigio de las instituciones, sentir que vuelven a ser elementos legítimos de representación en lugar de esta triste farsa carnavalesca repleta de máscaras y oropoles.
Este movimiento ciudadano no nace en Madrid, sino en Atenas. La Puerta del Sol es nuestro ágora. Las acciones emprendidas en Islandia y en los países árabes nos han insuflado la ilusión que precisábamos para volver a la calle. Así, tan clásicos como contemporáneos, hemos dedicido conversar dulcemente entre nosotros para elegir nuestro destino.
Queremos que los ciudadanos europeos hagan propias nuestra voz, pues es la suya. Somos conscientes de las enormes dificultades que enfrantamos y no podemos estar seguros de llegar a buen puerto, pero sería una irresponsabilidad no dar este paso hacia un nuevo comienzo.
Somos el primer movimiento social del nuevo siglo. No creemos en una estructura piramidal por lo que nos hemos organizado como una red horizontal. No tenemos cabeza, y por ello no podremos ser descabezados.
Pretendemos la internacionalización del movimiento. La crisis de la democracia occidental es una evidencia. La crisis económica es una dinámica global, por lo que global ha de ser nuestra respuesta. Cada uno de nosotros, independientemente de nuestra edad o ideología, debemos enfrentarnos a la banalización de la política, a una fórmula democrática erosionada y mercantil. Desde el civismo y la paz, queremos recuperar el prestigio de las instituciones, sentir que vuelven a ser elementos legítimos de representación en lugar de esta triste farsa carnavalesca repleta de máscaras y oropoles.
Este movimiento ciudadano no nace en Madrid, sino en Atenas. La Puerta del Sol es nuestro ágora. Las acciones emprendidas en Islandia y en los países árabes nos han insuflado la ilusión que precisábamos para volver a la calle. Así, tan clásicos como contemporáneos, hemos dedicido conversar dulcemente entre nosotros para elegir nuestro destino.
Queremos que los ciudadanos europeos hagan propias nuestra voz, pues es la suya. Somos conscientes de las enormes dificultades que enfrantamos y no podemos estar seguros de llegar a buen puerto, pero sería una irresponsabilidad no dar este paso hacia un nuevo comienzo.
Texto: Francisco Miñarro
Video y Slide: Javikaos
No hay comentarios:
Publicar un comentario