Tarde. Muy tarde llega esta crónica. Pero no podíamos dejar de hacerla. Porque sí. Porque el festival se lo merece. El año que viene, más.Y otro año más, los perros de Mordor trotábamos hacía Vitoria para nuestra cita anual con el
Azkena. Llegamos con ansia de conciertazos y este año de nuevo nos llevamos buen sabor de boca. La verdad es que es un gustazo llegar al recinto y volver a pisar los lugares que tan buenos momentos nos han dado en los últimos años. Este año encontramos algunas novedades como el escenario «amateur» donde subía la gente a tocar unos temillas (se oyeron algunas delicias por allí) o la zona de descanso (poco aprovechada por el ritmo de conciertos). Pero según te aproximas al escenario de turno ya te va entrando el gusanillo de siempre y directamente pasas al estado de «borrachera» (lo del perro de Paulov, ya sabéis).
La asistencia, según LTI, este año ha sido alta; 7400 personas el primer día, 14029 el segundo y 13000 el tercer día (
un poco hinchadas, ¿no chicos? Que una cosa son entrada vendidas y otra gente que realmente fue). Aun así, como es costumbre en este festival, no hemos sufrido aglomeraciones ni colas innecesarias. ¡Esto es un lujazo!
Y como en algunas cosas no nos hemos puesto de acuerdo, aquí va una crónica a tres voces, contada por Dr. Jarri (en texto estándar), el Joven Frodo (en
azul) y Javi Kaos (en
verde). Que en
Mordor no somos de opinión única, oiga, aquí hay gustos para todo y cada uno es de su padre y de su madre.
Primer día (14/05/09)Negras tormentas agitaban los aires. Sumando a eso el frío polar de Siberia-Gasteiz normal que la organización decidiese lo que terminó siendo innecesario (no llovió el primer día, contra todo pronóstico): cambiar toda la jornada del jueves del escenario grande Lux Interior a la carpa Ron Asheton, ambos en honor a dos personalidades del rock recientemente fallecidas. Mucho mejor que el Escenario San Miguel del año pasado.La jornada comenzó pronto y Jeny Dee & The Deelinquents nos pillaron comiendo en las tiendas. Y por lo que oímos desde allí, mucho me temo que ese fue, para los que estábamos allí, el mejor bolo del día.Siguió The Inspector Cluzo, donde el dúo gabacho ofreció una buena ración de funk-hard-rock. No es que fuesen la pera, pero agradaron a los que nos congregamos por allí. Es jodido decir que ese fue el mejor concierto del día. Así de reguleros estuvieron los pases de la primera jornada (y es que a mí no me gustaron tanto The Breeders como a Dr. Jarri).Los Burning, ay. El grupo de la Elipa merece respeto por lo que ha aportado al rock patrio, pero que Johnny sea el único integrante original vivo le resta gracia al asunto. Decidimos dejarlo pasar y escuchar las canciones desde la tienda. Y es que vistos los lamentables especáculos de viejas glorias que nos hemos tragado en este festival, mejor no tentar a la suerte.White Denim fueron los siguientes. Francamente, tenía curiosidad por verles. Y ver si cambiaba mi opinión sobre ellos tras verles en directo. Nada. Su directo me causó la misma impresión que su disco; el primer tema te dices «vaya, esto mola», al terminar el segundo estás ya más que harto. De la misma forma que no he podido escuchar entero Workout Holiday, dejé el concierto inacabado.Y al fin pudimos ver a las
Breeders y, pese a que el aura de «vieja gloria» de
Kim Deal ha caído por sus recientes visitas a nuestro país, había nervios en el ambiente por ver como se lo hacían. No defraudaron. Dieron un buen repaso a su cancionero intercalando algún tema de su último álbum
Mountain Battles. Momentos de nostalgia con «
No Aloha», de psicodelia con su versión del «
Happiness is a warm gun» y de euforia colectiva con «
Cannonball». Vamos, lo que queríamos y además bien tocado. Mención especial para la voz de Kim Deal, en muy buen estado. Buena idea programarlas a las nueve. Que estas chicas se confunden mucho con la noche...
Bien es cierto que las Breeders ofrecieron un espectáculo por encima de mis expectativas (como ha dicho Dr. Jarri, la noche confunde a estas chicas y me temía un fiasco), pero aun así el show no pasó de correcto, como era de esperar con un álbum tan flojo como Mountain Battles. Y es que, aunque me gustan mucho Last Splash y Pod, hay que reconocer que las canciones de The Breeders no son tan perfectas, en conjunto, como las de los Pixies.Me quedaría por Alice Cooper. Aquí me puede la nostalgia. Crecí musicalmente desde que Alice entró en casa. Y luego cuenta todo el asunto del espectáculo... Bueno, a mí me parece enternecedor que todavía nos intente hacer creer que sigue aquí por la música.
Y sin duda nos lo hizo creer. Ver a Alice Cooper en escena es visualizar el significado de la expresión «tener tablas». Maneja a su banda como a títeres, el escenario como su salón y el atrezzo como el mejor de los actores. Ahí es donde mas impresiona. El repaso a los clásicos no se hizo esperar y comenzó directamente con «No more Mr. Nice Guy», para ir desgranando clásicos: «School´s out», «I´m eighteen», «Only women bleed», «Under my wheels», «Killer», «I love the dead» y «School’s out» para dar paso al momento espectáculo de la noche con brujería, infanticidio y linchamiento incluidos. «Welcome to my nightmare», «Steven», «Dead babies» (el momento horca es de lo que se recuerdan). Así llegó la recta final con «Feed my Frankenstein» y los bises con «Elected» y la inevitable «Poison». Se nos quedó corto. Faltaron temas imprescindibles. Pero casi todos en Mordor nos llevamos un muy buen sabor de boca cortesía de la bruja.
De verdad que sentía curiosidad por ver a Alice Cooper. No es ni mucho menos santo de mi devoción, pero su primera época me gusta. En cuento a lo que ví en el Azkena, me pareció un concierto bastante triste que confirmó mi prejuicio de que Cooper es una estrella caída en desgracia. O quizá fue culpa mía por no entrar en su teatrera puesta en escena, que ni me pareció original ni me terminó de gustar. En cuanto a la banda, a pesar de que demostraron destreza y puesta escénica, no me gustó como banda para Alice Cooper; me pegaban más para una acompañar a, pongamos, un James Hetfield en solitario. Tampoco entendí como dejan solos de batería que no viene a cuento sólo para cubrir el rato en el que Alice se cambiaba el disfraz. Fue un quiero y no puedo.
Y el último concierto y fiesta final corría a cargo de los Toy Dolls. Pues eso, de cabeza al pogo. Allí entre el sudor y la cerveza fuimos escuchando «Victory», la imprescindible «Nelli, the elephant». Los chicos están en forma. Incluso parecían sobrios (no quiero decir que lo estuvieran) Otra ración de aplausos y moratones por todo el cuerpo.
Mención especial para el momento Dave Pirner que protagonizaron dos perrillas de Mordor al asaltar al cantante de Soul Asylum dándose una vuelta para compartir con el sus delirios etílicos y frotarse un poco. Ya sabéis lo del fenómeno fan... Estos son los Vitoria´s Secrets.
Texto: Dr. Jarri, Joven Frodo y Javi Kaos
Fotografías: Alk
Vídeos: Javi Kaos
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