Desde mi punto de vista, dentro de los álbumes «oficiales» de Fermin Muguruza (es decir, dejamos al margen Xomoroak/Bichitos, las remezclas, el directo y Mirant al cel) son FM 99.00 Dub Manifest, In-Komunikazioa y Asthmatic Lion Sound Systema los que mejor describen su desarrollo como músico, su evolución personal en busca de un sonido propio.
En Brigadistak Sound System, cada canción tiene su propia personalidad, más bien, el grupo encargado de tocarla era el que le daba el toque final. Así el álbum forma un collage sonoro que, en conjunto, adolecía una falta de unidad. No lo digo desde un punto de vista crítico ni lo señalo como una carencia del álbum, simplemente constato una realidad que no impide que Brigadistak sea uno de sus trabajos más redondos.
Es precisamente a partir del Dub Manifest cuando se puede apreciar como Fermin va en busca de un sonido particular, donde la mezcla de estilos no sea entre las diferentes canciones del álbum, sino que cada canción sea un collage en sí misma. Esa búsqueda, a la que no son totalmente ajenos los dos álbumes de remezclas (ErREMIXak e Irun meets Bristol: Komunikazioa), cristalizó en su trabajo, para mí, más logrado: In-Komunikazioa. Sonando a banda perfectamente compenetrada y con un sonido muy compacto, el álbum presentó una excelente fusión de estilos entre los que Muguruza se mueve como pez en el agua: reggae, soul, rap y drumm'n'bass.
En Euskal Herria Jamaika Clash Fermin abandonó un poco esta evolución para adentrarse en el reggae más tradicional. Su sello, no obstante, impregna todo el álbum, siendo más evidente en temas como «Askatasun parabolikoa», «Beamon jauzia», «Basque xamuraia» o el single homónimo.
Como decía arriba, Fermin ha vuelto a zambullirse en su sonido con Asthmatic Lion Sound Systema, un álbum grabado a lo largo de todo el mundo (Irún, Berlín, Nueva York, Tokio, Kingston, Dublín, Jerusalén, París, Madrid, Kuala Lumpur, Niamey, Quito, Barcelona, Moscú, Toulouse y Roma) y contando con diferentes músicos para cada canción. Un concepto similar al de Bigadistak, pero, en mi opinión, sería un error comparar ambos discos más allá de esta coincidencia. Porque, aunque los ejes sobre los que se ha vertebrado el álbum sean solamente DJ (DZ) y técnico de sonido (Ángel Katarain), Asthmatic Lion sí que posee un sonido propio e identificable: suena a Fermin Muguruza, suena a un músico cómodo consigo mismo, suena a un músico que ha terminado de asimilar el factor electrónico. Y esto último no es baladí, ya que supone el gran paso adelante de este álbum.
Aunque el uso de programaciones ha sido explorado en anteriores trabajos, esta es la primera vez en la que Fermin apuesta claramente por ellos, dejando las baterías de su habitual Mikel Abrego reducidas a su participación en una canción suelta («Ez sailkatu»). Así, si In-Komunikazioa sonaba a banda orgánica con toques electrónicos, Asthmatic Lion Sound Sistema le da la vuelta a la tortilla y se centra más en ritmos electrónicos aderezados con instrumentos orgánicos. La única excepción en este sentido, hasta ahora, la supuso Xomoroak/Bichitos, por eso la evolución que hay desde In-komunikazioa hasta Asthmatic Lion no puede entenderse sin Xomoroak y, en menor medida, Mirant al cel. Aunque seguramente no estén entre los trabajos más celebrados por los seguidores fermineros, son de escucha (y asimilación) obligada para entender la evolución electrónica del músico vasco.
Mil detalles. Propio de Fermin saturar las canciones con arreglos hasta llegar al barroquismo. Teclados, vientos soul-funk («Shoot the singer») y reggae («Simulakroa») alternándose con una naturalidad pasmosa, arreglos de cuerdas, guitarras que podrían salir de una banda sonora de Ry Cooder («Itzuliko naiz»), marcadas líneas de bajo («Balazalak»), teclados llenos de groove («Asthmatic Lion»), scratches y samples por doquier, programaciones... Arreglos que están ahí para enriquecer las canciones, aunque parezca de Perogrullo, y que no le restan simplicidad a las líneas melódicas. Así las canciones se suceden nítidas una tras otra, sin que la audición sea entorpecida por todas las capas de instrumentación, deliciosos coros, juegos de voces y duelos de MCs que las visten y que hacen que el álbum siga sorprendiendo tras haberlo escuchado una y otra vez.
Las letras del álbum, al igual que su música, son collages llenos de referencias y guiños. Ya desde los últimos años de Negu Gorriak las letras de Fermin se han ido convirtiendo en pequeños haikus que necesitan más de una lectura para ser descifrados. A veces, incluso, con bromas privadas que no llegaremos a entender nunca, como nos comentó en una entrevista anterior, pero que dejan abierta la puerta para interpretaciones personales. Letras en las que se mezclan inglés, castellano, francés, japonés, portugués o árabe. Sin complejos, porque como decía Fermin en Radio 3, «la música es la gran arma de encuentro, la posibilidad de dialogar con toda la gente». Y precisamente en sus letras, personajes como Nick Cave, François Truffaut o Wim Wenders dialogan con Malcolm X, Joe Jackson, Bill Murray o el Che Cuevara. Y esta lista se une a la que engrosan otros personajes que ya habían aparecido en anteriores entregas como Tom Waits, Mikel Laboa, Marlene Dietrich o Patti Smith.
Cada nuevo lanzamiento pone a Fermin en el centro del debate entre defensores y detractores. Y es que Muguruza es un músico que se encuentra tan sobredimensionado por sus incondicionales como infravalorado por sus adversarios. A los segundos habría que preguntarles porqué, mientras ignoran al irundarra (cuando no, directamente, le lanzan dardos furiosos), pierden el culo ante cualquier pedo que se tiren M.I.A., Fatboy Slim o DJ Shadow. A los primeros, sería necesario inquirirles por qué aceptan los discos de Fermin pero pasan tan olímpicamente de su parte electrónica como de Gnarls Barkley o los Violadores del Verso. Si muchos rompimos nuestros prejuicios hacia el rap gracias a Negu Gorriak, ¿porqué no hacer lo mismo ahora?
«Ladies and gentleman, friends and enemies», así abrió Malcolm X su discurso en el Auditorio Ford el 14 de febrero de 1965. Y así está sampleado en «Balazalak», la canción que abre el álbum. Algo más que un detalle, sea consciente o no, ya que parece que estamos ante el disco llamado a derribar todos los prejuicios que fans y detractores tenemos. Si no lo consigue ahora, difícil lo tiene en el futuro. Pero sea cual sea, estaremos ahí para apoyarle.
Vídeo de «Shoot the singer»:
Joven Frodo
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