02 noviembre 2009

Una noche de tres tazas de té con Billy Bragg

"Same shit, different day" anuncia Billy Bragg tras dedicar unos segundos de"Seven Nation Army" a su público joven y de "Smoke on the water" a los maduritos. Ese es el resumen de un concierto lleno de bromas, sonrisas cómplices y, por supuesto, excelentes canciones.


Desde luego no defraudó a nadie. En solitario, armado con una guitarra y varias tazas de té, recorrió sus grandes clásicos como "Waiting for the Great Leap Forwards", "The Warmest Room" y el apoteósico final con todo el público cantando el estribillo de "A New England". Tampoco descuidó la selección de canciones de Woody Guthrie que realizó junto a Wilco, con temas como "Ingrid Bergman" y "Way over Yonder in the Minor Key".

Prácticamente cada canción iba precedida por un breve monólogo (a veces no demasiado breve) que aclara el sentido de la misma, las condiciones en las que se escribió, la anécdota que ayudó a concebirla, el mensaje que intenta transmitir... Un concierto estándar puede ser una colección inconexa de grandes éxitos, pero en este caso todo encaja dentro del contexto, cada momento tiene un sentido especial.



Salimos del espectáculo con la sensación de habernos puesto al día con un viejo amigo. Ahora sé que el señor Bragg toma un té americano llamado "Throat Coat", que su hijo escucha a los Ramones, que su mujer es forofa de la selección española, y que, antes de los conciertos, escucha la BBC en el cuarto de baño.

Como únicas dos notas negativas apuntaría el contenido político en ocasiones anticuado (las referencias a Bush ya no tienen el sentido que tenían hace unos años) y que el público poco ducho con el inglés se ha perdido lo mejor del concierto.

Como el propio Bragg resumió al final del espectáculo "Ha sido una noche de tres tazas de té. ¡Una gran noche!"

Barmatal


Mi primer pensamiento cuando me propusieron ir al concierto de Billy Bragg fue que qué hacía yo en un concierto de ese hombre si no conocía prácticamente nada de él, si mis referencias eran muy lejanas y para mi solo era una más de las ofertas musicales de esa semana. El caso es que accedí a asistir sobre todo por la curiosidad, un inglés que ha trabajado con los Wilco, es militante de izquierdas muy influido por Woody Guthrie y con cierto ramalazo punk.

Salió con una guitarra eléctrica, no muy usual en el mundo de los cantautores, que solo cambió en un par de temas por una acústica. Por supuesto con estos datos ya estábamos ante algo más que un cantautor. Enganchó al público desde el principio, su intensidad folk muy cercana a gente como Steve Earle y su punto punkrockero a veces cercano a The Clash otras a Social Distortion, hizo que ninguno de los allí presentes nos quedásemos indiferentes.



Comenzó con cierta fluidez, con pausas simples para afinar, hacer alguna pequeña broma con el té, "tráemelo con la bolsita que si no el público va a pensar que es otra cosa", le dijo al asistente que le traía las tazas. Una vez se fue calentando pasó a su relación con España y sus equipos de fútbol y a partir de la mitad sus discursos se fueron haciendo más largos y cada vez más politizados. También sus temas fueron cogiendo más intensidad, y a la par el público se fue calentando con él y aplaudían sus palabras en contra de Bush, del capitalismo y de la política actual.

Foto: Dannebrog

Al final me lo pasé muy bien, disfruté mucho de un concierto muy completo, en unas ocasiones movidito, y en otras más pausado, con canciones con letra absurda e himnos reivindicativos. Aunque su técnica a la guitarra no fue exquisita, su presencia y su intensidad estaban muy por encima de todo eso. En resumen, un conciertazo.



Javi Kaos

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