23 noviembre 2009

¡Echemos abajo la Joy Eslava! - Crónica de Black Lips + Wau y Los Arrrghs!!! en Madrid


Joy Eslava, 12 de noviembre. A las 20:45 comenzó una noche para el recuerdo. Wau y Los Arrrghs!!!, una de las mejores bandas de garage del estado dieron el pistoletazo de salida a un doble pase que tambaleó los cimientos de la sala, cayendo sobre nosotros como un terremoto. Su garage-psycho terminó moviendo hasta a los más despistados, y dejaron al respetable a punto de caramelo para terminar de sucumbir ante el huracán Black Lips, que dejó la sala como si el Katrina hubiese pasado por ella...

Cuando Wau y Los Arrrghs!!! saltaron al escenario la sala no había empezado a llenarse, pero la mayoría de los que estábamos ahí sabíamos de lo que los teloneros eran capaces. Y estos, aun conscientes de su papel de subalternos, pusieron toda la carne en el asador. Carne y sangre. Empezaron con «Delincuente» y en «Bli blu bla», la segunda canción, Juanito, impagable frontman, estaba sangrando abundantemente (¿era la nariz? ¿O se partió el labio dándose golpes con el micrófono?). Repasaron su excelente ¡¡¡Viven!!!, prácticamente en el mismo orden, alternando temas de su primer LP («Hey monstruo hey») y canciones nuevas («Carrera espacial», de su reciente single con Slovenly), contagiando su energía a un público que disfrutó y bailó de lo lindo con el garage vibrante y feísta de los valencianos («esto es garage, sipmplemente eso», decía Juanito). Para rematar la faena apareció el cantante de Los Saicos, Erwin Flores, en el escenario para acompañar al grupo en «Demolición». Juanito lo presentó como «El maestro» («Mientras el maestro canta, el alumno bajará a bailar», dijo, con la cara aún ensangrentada) y «Demolición» causó el primer éxtasis colectivo de la noche, poniendo el broche perfecto a una actuación redonda.

Los Black Lips hicieron lo que sabían que todo el mundo esperaba de ellos. Liarla. Empezaron con «Sea of Blasphemy», igual que en el Primavera Sound. Con «O Katrina», la cuarta, la Joy Eslava se vino abajo. Vasos, hielos y personas empezaron a volar sobre nuestras cabezas. Y es que grupo y público se retroalimentaron mutuamente, alcanzando ese estado de sinergia que hace que los conciertos sean grandes. Mientras los Black Lips escupían las canciones como mazazos, el público, frenético y totalmente entregado, recogía esa energía y la devolvía al grupo en forma de bailes desenfrenados o invasiones de escenario.

Las descacharradas canciones de Black Lips se transformaron en directo en contundentes mazazos que eran arrojados a nuestros oídos con la única misión de machacarlos. Sin piedad y sin concesiones a una supuesta comercialidad de la que los más talibanes les acusan, los de Atlanta trabajaron duro y ofrecieron un concierto demoledor, que dejó a la altura del betún los pases que ofrecieron en su momento en Siroco (2004) o en Gruta 77 (¿2005-6?, recogido en el DVD Wild Men in Action, editado por Munster).

«Juvenile», con la que terminaron antes del bis. Vídeo de Asmidra.

Y para redondear el que había sido un concierto inmenso, los cuatro Black Lips, pletóricos, ofrecieron una versión de «Too Much Monkey Bussines» por la que los Ramones hubiesen dado sus brazos derechos.

Ni modernitos ni pollas.
Joven Frodo

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