No recuerdo que crítico de cine dijo, acerca de Barry Lyndon, que «cuando después de salir del cine eres incapaz de hablar sobre lo que has visto, es que ha sido una buena película». Pongamos que el director no era Stanley Kubrick sino Diego Manrique. Y pongamos que no era una película sino un concierto de Fermin Muguruza.
Así fue. Cuando veo algo que me emociona y me llega a lo más hondo soy incapaz de expresarlo hasta que no ha pasado cierto tiempo y no he reposado la experiencia. Me ha ocurrido este año viendo a Neil Young, a Bob Dylan o a Enrique Morente. Y así volvió a pasar anoche, tras la actuación del Fermin Muguruza Trio Akustikoa en La Boca del Lobo. Aún tengo las imágenes del concierto de anoche revoloteando en mi cabeza y no puedo reprimir una sonrisa bobalicona mientras escribo estas líneas.
Anoche fue un concierto mágico. Primero, por la oportunidad de ver a Fermin en Madrid: al no ser un gran concierto no se hubo nada del habitual circo mediático que montan los integristas de la AVT y el PP cada vez que el de Irún toca en uno de sus feudos. Segundo, por lo íntimo de la propuesta: un concierto-entrevista conducido por Diego Manrique, uno de los más eminentes musicólogos de este país, con Fermin repasando su cancionero con guitarra electroacústica, acompañado de Jon Elizalde (trombón) y Xabi Solano (trikitixa).
Manrique fue así guiando toda la entrevista en la que se notaba un tono de colegueo entre los dos y que contribuyó a que Fermin se mostrase cercano y suelto. Tocaron temas políticos pero no entraron a fondo, ya que, entiendo, tampoco se trataba de eso. Y como no podía ser menos, el periodista dio en el clavo y acentuó los aspectos más significativos de la carrera musical de Fermin. La «regeneración desde la ruptura» (bonita expresión; disolver dos grupos como Kortatu o Negu Gorriak en su máximo apogeo de popularidad para empezar de nuevo), la independencia como estandarte (Esan Ozenki) y cómo las letras de Muguruza han evolucionado: se han ido haciendo más crípticas, aumentando así las posibilades para el oyente al poder encontrar más de una interpretación. Además son casi pequeños relatos en los que muchas veces Fermin parte de lo cotidiano y particular para hablar de algo universal. Así, por ejemplo, una mañana en el mercado de la plaza irundarra de Moscú se puede ver como una alegato contra la cultura del centro comercial o una canción sobre una hamburguesa vasca esconde un mensaje contra la uniformización cultural made in USA.
Así, conversando, el de Irún fue repasando (casi) toda su trayectoria en algo más de dos horas. comenzó recordando al desaparecido Laurel Aitken con una versión del «Boogie in my bones» en la que pudimos ver a Fermin ¡imitando a Elvis (uno de sus primeros héroes)! Así que pude constatar en directo lo que me pareció evidente en su último disco: que hay una evidente mejora en su registro vocal y que cuenta con recursos que no ha sabido mostrar hasta ahora. Además, supongo, al estar sentado y sin moverse como una lagartija (en sus conciertos no para quieto) tenía más espacio para modular la voz. Poco a poco el trío fue desgranando un repertorio, en riguroso orden cronológico, en el que sonaron canciones de Kortatu («El último ska», «La línea del frente», «Etxerat»), de Negu Gorriak (una sorprendente «Radio Rahim», «Gora Herria», «Aizu» y «Anima zaitez»), del excelente Ireki Ateak («Nik baditut sei», dedicada a Carlos Palomino) y de su carrera en solitario («Puzka», «Bere-bar», «Big Beñat», «Beti izango dugu Bilbao», «Azoka eguna» y «Balazalak»). Hubo tiempo incluso para recordar a Jacob Miller («Tenemet yard»). Pero, atención fermineros, ¿alguien echa algo en falta? ¿Por qué no tocó nada de Borreroak Baditu Milaka Aurpegi?
Unas canciones estuvieron mejor adaptadas que otras al formato acústico, pero todas demostraron que es un formato en el que podían funcionar. Y eso es lo importante. Así lo dijo el propio Manrique, al señalar que, a pesar de lo densos que eran sus discos, las canciones estaban sonando muy bien esa noche. Era una felicitación a Jon y Xabi, dijo, pero en el fondo se puede entender también como un elogio a Muguruza: cuando una canción funciona con voz y guitarra es que es una buena canción.
Para el final, una vez retirado Manrique, Fermin se levantó de su silla y con él el público. Apartamos las sillas de en medio y nos preparamos para el asalto final: «54-46», «Yalah, yalah, Ramallah» y la guinda con la ya habitual «Sarri, Sarri».
Y en una nube hasta hoy: más allá del «ha estado guay» (que no hace justicia a lo que vimos) he sido incapaz de decir nada sobre uno de los conciertos del año.
Nik baitut sei + Puzka, con la línea de trombón de "Borroroak baditu milaka aurpegi":
Vídeo por Mordor Sonoro - Makea
Gora Herria:
Video por Mordor Sonoro - Makea
Más vídeos Fermin Muguruza & Trio Akustikoa en La Boca del Lobo (Madrid), 11.11.2008:
Fermin Muguruza - El último ska
Fermin Muguruza - La línea del frente
Fermin Muguruza - Etxerat
Fermin Muguruza - Gora Herria
Fermin Muguruza - Aizu
Fermin Muguruza - Anima Zaitez
Fermín Muguruza - Nik Babitut Sei + Puzka
Fermin Muguruza - Balazalak
Fermin Muguruza - Radio Rahim
Texto: Joven Frodo
Fotos: Juanma Ferreira y Alk
Vídeos: Makea
Fotos: Juanma Ferreira y Alk
Vídeos: Makea
Epílogo: Confesiones de un excéptico-Ferminista confeso
Yo fuí al concierto por ver como había envejecido, para mi, un antiguo héroe. Sin más expectativas que las de poder escuchar un clásico entre las canciones nuevas que creía que iba a defender. También creía que iba a escuchar un discurso lleno de consignas como las que grita en sus canciones.
En realidad no ha envejecido, simplemente ha ido transformando su manera de pensar. Al oirle hablar sientes claramente todo lo que quiere expresar, no lanza discursos, casi emplea una didáctica sencilla para explicarse. Su antiguo discurso nacionalista se ha convertido en una lección de internacionalismo. Ya no señala con el dedo, ahora simplemente expone situaciones para que podamos interpretar la realidad. Desde luego se mostró ante todo como una persona mentalmente muy activa, con ideas propias y que respeta las de los demás, que para ser ya parte de la vida musical e ideológica de mucha gente, asume su papel e intenta no ser un personaje, sino una persona.
En cuanto a lo musical, en general muy bien. Estuvo arropado por dos musicazos, trombonista y trikitilari, que prácticamente le hicieron las canciones. En cuanto a él, nunca ha sido un gran cantante, grita mucho más que canta, y en esta ocasión lo demostró. Tocar la guitarra lo hace bien, sin florituras. Pero en lo que más destaca es en presencia, realmente es muy bueno encima de un escenario, se nota su presencia y es inconfundible. Tantos años sobre un escenario no son en balde.
Lo que más me gustó fué el recorrido que hizo por toda su discografía, desde el primner al último disco. Metió temas como «Radio Rahim», «La línea del frente» o «Etxerat», que nunca los hubiese imaginado en ese formato. Por cada canción un álbum y la evolución que supuso en él ir sacando esos trabajos adelante. Al final se hizo tres bises y terminó con Sarri Sarri, uno de sus temas más emblemáticos y más controvertidos.
Este concierto no ha quitado mi excepticismo musical hacia Fermín Muguruza. Pero si hacia su persona. Seguiré escuchando todo lo que haga, aunque la música que está haciendo ya no me guste tanto.
5 comentarios:
Pedazo de noche y pedazo de fotos... ejem,ejem...
Joven Frodo, aún recuerdo el concierto de los NG en la "Canci" de San Blas... tú no te acuerdas, ¿verdad? (Vale, sí, soy un cabrón)
Qué pasa con los Casualties esos, ¿nos animamos o qué?
¡¡Salud chavales/as mordorianos/as!!
Qué cabrón eres, nenito...
Joven Frodo.
Pues yo también me acuerdo!!!!!juas juas
¿Ese fue en el que hubo carga policial a la salida? Pues si os dieron de hostias, fueron pocas, nenes.
Joven Frodo
que grande fermín, tengo que verlo como sea
Si quieres pasarte y ya hablamos:
http://elrockcomoamimesale.blogspot.com/
Un saludo!!
Publicar un comentario