01 octubre 2008

¿Será Robe Iniesta el próximo Ramoncín? Extremoduro y la SGAE

Ya está en boca de todos el lamentable espectáculo que ofrecieron Extremoduro en su concierto en Aranda de Duero hace unos días. No le tengo ninguna simpatía o antipatía especial al grupo, por lo que no es mi ánimo el hacer leña del árbol caído (cosa que si harán muchos detractores de la banda), sino sólo el señalar un comportamiento que me parece patético y que, me temo, será defendido por alguno de sus más fieles seguidores.

Así como Ramoncín cayó en desgracia tras mostrarse como uno de los rostros visibles de la SGAE y su impopular estrategia recaudadora, me pregunto si no le ocurrirá lo mismo a Roberto Iniesta. Las similitudes son más de las que saltan a la vista. Ramoncín es, pese a quien pese, uno de los primeros punkis españoles y, como dice JaviKaos, publicó un par de álbumes que hoy se pueden calificar de imprescindibles. Extremoduro, por su parte, son unos de los máximos exponentes del rock urbano, género musical intrínsecamente español, y cuentan también con álbumes fundamentales para entender el rock hecho en este país.

Además, su defensa de la labor de la SGAE llega para ambos en sus más flojos momentos artísticos. Vale, Ramoncín ya llevaba años en dique seco (¿decir décadas sería muy exagerado? Igual no). Lo de Extremoduro tras Agila ha sido no levantar cabeza, en parte debido a el sonido cada vez más descaradamente comercial y poco transgresivo de Iros todos a tomar por culo, Canciones prohibidas y Yo, minoría absoluta (lo digo sin haber escuchado el último, que conste).

Nadie debería extrañarse, ya que, con motivo de la puesta de largo del mentado Yo, minoría absoluta, se vio un cambio en su actitud. Primero, presentaron el disco en los salones de la SGAE (eso sí, con una elegante coartada, que visto lo visto, se ha quedado en eso) donde ya lanzaron perlas como «No está en nuestras manos bajar el precio de los discos, pero no creo que sean tan caros».

Aunque poco después de eso hablaban de la escasa importancia que la industria daba a los grupos nóveles , y anunciaron la creación una discográfica, Muxic Records (en la que, preveían, palmarían pasta: una cosa que les honra), lo peor llegó con la salida de La ley innata, en la que volvían a las andadas. En una entrevista en Rock Estatal, declaraban que «las licencias copyleft me parecen una chorrada, yo creo que a los grupos la SGAE es la que nos defiende, hace mucho por los grupos nuevos sobre todo y también por los que no somos tan nuevos».

Donde dije digo, digo Diego, así tras declarar que «en cualquier momento van a prohibir la gripe y le van a meter una paliza al primero que tosa», fue el propio Robe quien prohibió a unos chavales el ver su concierto desde fuera del recinto, negándose a tocar y tomando las de Villadiego una vez terminado el recital. Lógico que la peña se mosquee y que le tachen de vendido.

La ley innata ha sido disco de oro (40.000 copias «vendidas») ¡antes incluso de salir a la venta! ¿Tendrán estas cifras de venta algo que ver en su cambio de postura? Como muestra, un par de botones. Robe en 2002:




Y Robe en 2008:



¿Le apedrearán cuando toque en el Viña Rock el próximo año? Me gustaría verlo.
Joven Frodo

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