El disparate del 18/98

Una nueva barbaridad rodea al macrojuicio del sumario 18/98: la detención de los imputados para dar lectura a las sentencias.

Para los que no lo sepan: el sumario 18/98, instruido por Baltasar Garzón, ha resultado en el juicio de mayor envergadura que haya habido nunca en Europa: cerca de 60 personas imputadas. ¿Cómo puede ser que del juicio más importante en España apenas se sepa nada? Interesante pregunta. El más absoluto mutismo respecto al 18/98 se ha adueñado de los principales periódicos estatales. Uno de los pocos que ha seguido el proceso con interés ha sido Gara. Por motivos obvios, claro.

El 18/98 es el juicio que, en la prensa española, se conoce como el juicio al «entorno de ETA». En el «entorno» se ha incluido a personas que, no sólo no simpatizan con ETA, sino que ni siquiera simpatizan con la izquierda abertzale o no pertenecen a las organizaciones que habitualmente se asocian a ésta. Casos como los de Sabino Ormazabal y Pepe Uruñuela, conocidos militantes pacifistas —este último ya libre de todos los cargos—, o Joxemi Zumalabe, a quien detuvieron durante el proceso de instrucción a pesar de que él mismo se ofreció para ir declarar ante Garzón.

La defensa siempre ha argumentado que lo que se está juzgando no son delitos concretos como puede ser cometer un atentado o haber pasado información para cometerlo, esconder etarras en tu casa o ayudarles a pasar la frontera. No. Lo que se está juzgando es la militancia política. Y el hilo argumental es el que sigue. Usted milita en la organización X. X persigue los mismos objetivos de ETA. X es ETA. Usted pertenece a ETA.

Además, los abogados se han quejado de que se les ha impedido y obstaculizado el libre ejercicio de la defensa. Tanto fue así que incluso el Consejo español de la Abogacía creyó necesario otorgar su amparo a las defensas debido a los múltiples atropellos que se cometieron a lo largo del juicio por, sobre todo, la jueza instructora Ángela Murillo, quien llegó a soltar semejante perla cuando uno de los abogados citó una sentencia emitida por el Tribunal de Estrasburgo: «A mí Estrasburgo me da igual».

Y no sólo los abogados defensores. Han sido varios observadores internacionales invitados a las sesiones del juicio, quienes también han expresado su preocupación por el cariz que éste iba tomando y por los abusos cometidos desde la fiscalía o desde el propio Tribunal.

Bueno, pues el juicio lleva celebrándose desde hace 18 meses, año y medio más o menos. Los acusados siempre se han presentado puntualmente para las sesiones del proceso. Y eso que la mayoría se tenían que trasladar a Madrid desde Euskadi (entiéndase que los que no venían de allí era porque estaban en prisión preventiva, claro). Pues resulta que para la lectura de las sentencias han sido detenidos. Y mientras sus abogados todavía no conocían el resultado de las mismas, algunos medios de comunicación ya han publicado los años que les han caído. ¿Porqué montar el espectáculo mediático de una detención cuando una persona siempre se ha presentado al juicio? ¿Tendrá algo que ver con el reciente asesinato de los dos Guardias Civiles en Francia? Lo que ocurre es que se busca dar la impresión a la ciudadanía de que se está siendo firme con el «terrorismo». Similar al reciente interés en ilegalizar a ANV. Justo ahora. ¿Coincidencia? No lo creo. Después de esto, ¿alguien sigue creyendo en la independencia de la Justicia?

Como siempre, cuando hablamos de ETA, o del mal llamado «entorno», parece que a la gente le da igual. Todo parece valer, aunque atente contra el Estado de Derecho, esa bandera que tanto gusta enarbolar a quienes critican precisamente a ETA.

Joven Frodo

Más información:
Especial 18/98 en www.nodo50.org
Viaje a la injusticia, en Pedradas
«18/98, camino del macrofiasco», por Javier Ortiz
Plataforma de solidaridad con Pepe Urunuela