Ortiz escribe una columna diaria en Público: «El dedo en la llaga». En su columna de hoy —titulada «Justicia de brocha gorda»— comenta un par de aspectos muy interesantes sobre estas sentencias. Reproducimos el texto aquí abajo, ya que suscribo punto por punto cuanto a aparece en la columna.
Joven Frodo
Justicia de brocha gorda
«La sentencia referida al sumario 18/98 es tan amplia, abarca tantos asuntos –y a tantas personas– y se refiere a un espacio de tiempo tan dilatado, que resulta muy difícil emitir una opinión unificada sobre su totalidad. Cabe decir, sí, un par de cosas.
»La primera es que el procedimiento judicial ha sido lentísimo, y es de sobra sabido que la justicia lenta es siempre mala justicia.
»La segunda, que el meollo doctrinal de la sentencia se apoya en imágenes y términos alegóricos y figurados (algunos muy mentados por los medios de comunicación: que si corazones, que si entrañas) que son ajenos al rigor jurídico y, por ello mismo, difícilmente debatibles.
»Es cierto que el Código Penal español deja muy poco acotado el terreno de lo que los jueces pueden considerar delitos de terrorismo y lo que no. Pero no menos cierto es que, según lo que se ha dado en llamar “doctrina Garzón”, refrendada por esta sentencia, los círculos concéntricos de la pertenencia o la colaboración con ETA pueden extenderse hasta el absurdo.
»Resulta particularmente llamativa la condena de los miembros de la Fundación Joxemi Zumalabe, basada en el argumento de que propugnan la desobediencia civil y, como eso coincide con los objetivos de ETA, merecen la cárcel. No hay ninguna prueba de que la Fundación en cuestión (integrada, hasta donde sé, por gente pacifista) haya tenido nunca lazos orgánicos con ETA. Pero da igual.
»Conforme a la doctrina de “todo es ETA”, la siguiente podría ser procesar y condenar a las direcciones del PNV, EA y Aralar, porque sus objetivos coinciden, al menos en parte, con los de la organización terrorista.
»Es un disparate. Imaginemos que los jueces de la Audiencia Nacional se hubieran decidido a aplicar esa misma lógica a los GAL. ¿Cuánta gente no coincidió con los objetivos de los que secuestraron, torturaron y asesinaron (a veces, según ellos mismos, “por error”) a decenas de personas? ¿Cuántos no les facilitaron las cosas, proporcionándoles infraestructura, o escribiendo y hablando en su defensa, justificándolos?
»Si hubieran procesado al entorno de los GAL, el juicio tendría que haberse celebrado en el Bernabéu.»
Javier Ortiz, 21 de diciembre de 2007, (© Diario Público).
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