Les avalaban exitosos pases en el Azkena 2004 (donde parece ser que dejaron boquiabierto al respetable) y una exitosa gira en 2006, presentando en Europa Low life, su disco de regreso.
Empezaron «The low road» con Tex Perkins poco inspirado, y en esos momentos, malpensado yo, ya veía que el concierto no iba a ser lo esperado. Pero fue empezar «Chase the dragon» (según he leído por ahí es una expresión equivalente a «fumarse un chino») y toda duda se fue al garete. Ahí estaba Perkins desgañitándose, ahí estaban los Bourbon que esperaba, tocando con fuerza y clase, dándolo todo en el escenario.
Los Bourbon fueron repasando repertorio hasta que empezaron a sonar los temas nuevos del excelente Little animals. Los tres primeros temas por escrupuloso orden seguidos de «Little animals», que bajó la intensidad para subir otra vez con «Just right» y dejar caer «Master & slave» y el primer momento cumbre del concierto. Entonces, ni siquiera que se jodiese el micro de Perkins en medio del tema empañó la sensación de estar ante un gran espectáculo.
Una vez solucionados los problemas de micro sonaron «Saturated» y la impresionante «Let's get funky», con la que llegaron a la cumbre por segunda vez. La base rítmica estaba presente y sonaba compacta y efectiva, acompañando a los guitarrazos furiosos de Spencer P. Jones (que le dió al drinkin' de vodka y tequila todo el rato) y Charlie Owen. Y por encima Tex Perkins en plena forma, despidiéndose con una «The new day of the dead» que puso los pelos de punta.
Sí reseñar y recalcar lo anodino, soso y frío que es últimamente el público de rock en Madrid. En general el público (en las primeras filas) estaba entregado, bailando, cantando e incluso bromeando con los miembros de la banda (que seguían el rollo e interaccionaron bastante con nosotros). Pero después de dar un gran recital, ni siquiera se escuchan voces o aplausos mientras la banda se refresca para acometer el clásico bis. A ver, no se trata de gritar «otra, otra» como borregos (más propio de un concierto de, digamos, Alejandro Sanz), pero sí de dejarte un poco las palmas y la garganta y agradecer a la banda el concierto que se han marcado.
Salieron para terminar de vacilar con el público (que, aunque soseras, estaba a sus pies) y arrancar los últimos y merecidos aplausos con «Drop out», broche de oro para un paseo triunfal.
Chapeau.
«Master & slave» con micrófono jodido.
(Mordor Sonoro Youtube Txannel)
Texto: Joven Frodo
Fotos y vídeo: Alkchf
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