Vale, el punk era un corte de mangas a los grupos de dinosaurios del rock, vale. Y vale que los FROM THE JAM del otro día sólo se apoyan en la nostalgia, pero es que la nostalgia puede ser un combustible tan válido como la rabia o el aburrimiento, aunque, admitamoslo, bastante menos peligroso. Y si al combustible lo alimentas con la mejor base rítmica del punk rock -esas líneas de bajo de Bruce Foxton, esa batería marcial de Rick Buckler-, y con un elenco de temas mágicos escritos - en su mayoría- por ese genio airado que era el jóven Paul Weller, el resultado es un bolo como al que tuve la suerte de asistir el pasado 08 de noviembre en la Joy Eslava (mierda de sala, pero es lo que hay).
Vale, no estaba Paul Weller, y vale, es evidente que Weller era el motor que movía a los JAM, el alma mater de este grupo de Woking que se escapó de los clichés del punk, que abanderó el revival mod a finales de los 70, y que supo dejarlo cuando estaba en lo más alto - 18 singles en el Top 40- y no acomodarse. Pero en los conciertos que FROM THE JAM han dado en el Reino Unido los asistentes corean "Who needs Paul Weller?", y es que, aunque los JAM son inconcebibles sin el talento del "Modfather", sus canciones han sobrepasado a su creador. Perlas de 3 minutos, guitarrazos rabiosos como el riff de "In the city", odas funk de autosuperación como "Absolute Beginners", soul á la motown como la chispeante "Town called malice", o perlas pop como el "It´s too bad", fueron himnos para la generación que tuvo que sufrir a la Thatcher, y siguen siendo himnos que muchos ansiabamos corerar en directo, que es donde precisamente despliegan esa cualidad. Himnos generacionales que sin embargo superan el mero canto gregario y se convierten en nanas que parecen escritas especialmente para ti. Eso son las canciones de los JAM para mi y entiendo que algo de eso tienen también para el abigarrado público que hacía cola con excitación adolescente en las puertas de la sala, aunque la media de edad apuntaba más a una reunión de viejas glorias de la parka que a nuevas generaciones de jóvenes enfadados.
Imposible acordarme del set list, poco más de una hora de un concierto, dos guitarras - y órgano- y voz adicionales para tratar de suplir a Weller, y temas cantados por todos y cada uno de los asistentes, sonrisas en sus rostros y puños al aire. Comienzo con "All mod cons" - epónimo de su mejor album-, Foxton y Buckler en estado de gracia, el bajo de "Down in the tube station at midnight" haciendome latir el corazón al ritmo de un tren de metro que entra en una estación, la versión de los KINKS "Davd Watts", la guitarra onírica de "In the crowd"...Y un bis de infarto con su primer single del 77, "In the city", con su primer número uno, la brutal declaración de principios que es "Going Undeground", y "Town called Malice" como traca final. ¿Nostalgia? ¡Bendita nostalgia!
PD: Si no los conoces
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